Sr. Director:
Buscando el juego limpio entre los contendientes, la ley rodea de garantías y cautelas las jornadas electorales (y previamente, las campañas). Por eso, en los Colegios electorales se regulan los requisitos sobre la ubicación y disponibilidad de las papeletas; y en las Mesas electorales, la designación de sus miembros, su composición y funcionamiento. Lo anterior se complementa con la participación voluntaria de Apoderados e Interventores de las diferentes candidaturas que, además de «vigilarse» recíprocamente, suelen auxiliar a las Mesas en sus tareas.
En el actual momento de pandemia, todo este sistema no excluye los serios riesgos de contagio que afectarían, ocasionalmente a los electores cuando se acerquen a votar; y durante toda la jornada a quienes han de permanecer en unos Colegios peligrosamente convertidos en «infectódromos». Tan grave amenaza sanitaria augura que llegado el día se producirá la incomparecencia de un elevadísimo número de temerosos votantes; aunque también de Presidentes y Vocales de Mesas, y más aun de Apoderados e Interventores. Mientras que se intentará sustituir a Presidentes y Vocales según el discutible modo legal, la falta de los segundos no se cubrirá. Todas estas circunstancias y ausencias mermarán los controles y garantías de la votación y del escrutinio.