El episodio de los Magos según San Mateo
Sr. Director:
El relato de los Magos de San Mateo es uno de los pasajes más comentados y sobre el que más opiniones todo tipo se han vertido: teológicas, literarias, astrológicas, históricas. Además, durante muchos siglos, ha sido uno de los referentes más directos de la Navidad, que, sin embargo, va perdiendo su rango sustituido por otros símbolos ajenos a nuestra hermosa tradición basada en el misterio de la Epifanía. Esta visita de los Magos a Belén, la coloca San Mateo, inmediatamente después del Nacimiento, así escribe: “Jesús nació en Belén de Judea en los tiempos del rey Herodes. Entonces unos magos (astrólogos) de Oriente, se presentaron en Jerusalén preguntando: (¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo”. La estrella de Belén, es un símbolo mesiánico, tradicional y poético. Mateo, según autorizados exegetas, no pretende documentar un hecho astronómico. Aunque hubiese existido un fenómeno astral en la época del Nacimiento de Jesús, parece claro que Mateo no pretendió ser su cronista. Se reconoce su coherencia con la mentalidad y la literatura de la época. El propósito de San Mateo es hacer una afirmación acerca de Jesús: su nacimiento es la llegada de la luz que atrae a los gentiles hasta su esplendor. ¿Quiénes eran estos personajes? En tiempos de Jesús con el término “magos” se designaba los sacerdotes de Persia, a quienes se les suponía con poderes religiosos, propagandistas de otras religiones y, a veces, charlatanes. Los “magos” de los que habla San Mateo eran astrólogos de Oriente entonces no existía la astronomía tal como hoy se entiende. Representan a los paganos, humanidad inquieta, buscan a Dios, a quien reconocen porque esperan la salvación. Preguntan a Herodes, que no era judío, por el rey de los “judíos” es decir por el Rey universal de la humanidad, para adorarlo. Herodes es la figura del poder político, celoso de su hegemonía y de mantenerse en el poder. Sus consejeros, letrados y cómplices conocen la Escritura y la procedencia del Mesías. La revelación cristológica de que Jesús es el Señor e Hijo de Dios, provoca en los magos una aceptación y homenaje, mientras que en Herodes rechazo y persecución. Este relato cuya historicidad se ha cuestionado incluso por algunos exegetas liberales, contiene cuestiones relacionadas con Jesús que es el Nuevo Moisés. La huida a Egipto, tierra de esclavitud (Jesús asume la historia del pueblo emigrante); la matanza de los inocentes (Jesús es salvado y salvador, como Moisés), Jesús se establece con su familia en Nazaret (Dios escondido). A partir del Siglo V la piedad y el fervor popular sostuvo que los magos eran tres y reyes, puesto que hubo tres regalos oro incienso y mirra. Pero como la magia estaba prohibida por la iglesia, los magos pasaron a ser considerados como reyes. Poco después en el 520 se difundieron sus nombres: Melchor con el incienso; Gaspar con el oro; Baltasar con la mirra. Los tres eran de raza blanca. En el siglo XV se determinaron sus razas: blanca, amarilla y negra, descendientes de Sem (asiáticos), Cam (africanos) y Jafet (europeos). Melchor es anciano, Gaspar maduro y Baltasar joven. Los científicos astrónomos han ideado muchas teorías para analizar la estrella: siempre a los belenistas, les ha llamado la atención la estrella de los magos que aparece en el Evangelio. La generosidad de los Reyes Magos con el Niño Jesús ha dado lugar a los regalos que los padres ofrecen sus hijos y que la fantasía de los niños inocentes atribuye a los Reyes. Esta tan hermosa tradición familiar se está perdiendo progresivamente por influencia del modelo capitalista anglosajón. En España, desde 1885, se puso como forma de celebrar la fiesta de la Epifanía, la cabalgata de la víspera de Reyes; la primera se celebró en Alcoy (Alicante) después se extendió a Sevilla (1917) y Huelva (1918). En Asturias son espectaculares las de Gijón y Oviedo que transmiten ilusión y fantasía a niños y adultos. En la actualidad, la tradición de la Cabalgata continúa viva, pero debido al gélido laicismo que amenaza y se apropia de todo lo sagrado y por el afán de protagonismo de los políticos, algunos pasan a ser desfiles esperpénticos y libertarios. Sobre el episodio de la Epifanía escribe el Papa Emérito Benedicto XVI, en su documentado análisis histórico, bíblico y teológico La infancia de Jesús: “Este episodio lo coloca San Mateo inmediatamente después del Nacimiento de Jesús. Citando a Herodes y a Belén, San Mateo encuadra el episodio en su contexto histórico (…) El episodio de los Magos, no tiene la misma importancia y relevancia que la Anunciación a María, porque no afecta a ningún aspecto esencial de la Fe, pero se trata de acontecimientos históricos, cuyo significado han sido teológicamente interpretados por la comunidad judeo-cristiana y por Mateo”.