Sr. Director: El año de la misericordia promovido por el Papa Francisco viene cosechando frutos que apenas se cuentan, por lo delicado de la materia. Por ejemplo, en relación con el sacramento de la penitencia. Son muchos los párrocos de ciudades y pueblos que han constatado un notable incremento de las confesiones en sus respectivas iglesias. No es cuestión de ir lo proclamando todos los días, pero esa está siendo la realidad. Y hay otra consecuencia más, que igualmente resulta complicado divulgar. Afecta a los misioneros de la misericordia nombrados por el Papa, sacerdotes que han recibido atribuciones especiales a la hora de perdonar determinados pecados más graves y que suelen estar reservados. Estos misioneros de la misericordia han constatado una especial afluencia de penitentes al sacramento para ser perdonados del pecado de aborto. Sobre todo mujeres que lo han sufrido, pero también no pocos hombres que se habían involucrado en ellos. Algo semejante ya ocurrió en España durante la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud, días en los que fueron no pocos los fieles que 'aprovecharon' para lucrar el perdón respecto a la práctica de abortos. J.D. Mez Madrid