Sr. Director:
No hemos querido entrar por la puerta de su Misericordia y tendremos que entrar por la puerta de su Justicia. Ya estamos padeciendo las consecuencias de nuestra apostasía y somos tan insensatos que estamos provocando nuestro castigo. De todos los avisos celestiales que Dios como Padre amoroso nos ha enviado, hemos hecho oídos sordos; se decía que la Santísima Virgen permanecía mas tiempo en la tierra que en el cielo, anunciando a sus hijos su extravío. Las apariciones de Garabandal, aunque no aprobadas aún por la Iglesia, las daban como ciertas muchos santos sacerdotes que he conocido, fueron la señal más apremiante. Ni tan siquiera se han aprobado esas apariciones por una razón: denunciaban directamente a los cardenales, obispos y sacerdotes del camino de la perdición que muchos llevaban y con ellos a muchas más almas. Ahora estamos padeciendo el coronavirus que ha creado un pánico global, y España es la nación más castigada del mundo. La situación moral del mundo y la mundanidad y desacralización en muchos lugares de la Iglesia Católica, ha desbordado la copa de la ira divina, no queremos misericordia y ya estamos inmersos en la Gran Tribulación que el mismo Cristo anunció, no esperemos mejora si no hay previamente una conversión radical, lo cual parece imposible en los tiempos que estamos viviendo sobre todo en España con un gobierno socio-comunista, por muchas visitas que haga el Presidente al Papa, serán inútiles, solo podemos esperar sufrimiento, pero eso para un católico es una gracia en el orden de la salvación, pues lo asemeja con la Pasión de Cristo. Dios es Justo y hace Justicia, poco importa ser cristiano o declararse ateo, el sufrimiento es para todos.