Sr. Director: Casi sin solución de continuidad se han ido de este mundo de lágrimas y de inseguridades dos de los críticos más acerados de la posmodernidad. Dos pensadores- eso de intelectuales es un eufemismo sin contenido preciso pero muy grandilocuente- nacidos en  las dictaduras comunistas de Polonia y Bulgaria que han tenido que emigrar a Occidente para ser libres  intelectualmente y no ser enviados a los gulags stalinistas. Mientras  Zygmun Bauman expresó  una crítica lúcida hacia lo que llamó modernidad líquida con su rechazo a todo pensamiento sólido y estable; negando toda verdad que dé sentido y cohesión a la  existencia humana sumergida en la relativismo intelectual  y  con un modelo ético tan flexible y líquido  que carece de seguridades y se rige por las conveniencias del momento, es la ética del descarte, todos los principios objetivos son relativizados en función de los intereses del momento. Tzvetan Todorov está en la línea crítica de Bauman, pero con matices propios debido a primeras investigaciones lingüístico-estructuralistas y posteriores análisis políticos del sistema democrático, sometido desde finales de la llamada Guerra Fría a peligros evidentes  tanto por fundamentalismos y populismos como  por los totalitarismos de lo políticamente correcto del pensamiento único y acrítico. Si Bauman es el analista de la modernidad líquida, Todorov  lo es  del confucionismo postmoderno con su humanismo desplazado, sin referencias literarias, porque según él  la literatura como tal amenaza ruina; si los grandes relatos no han no han muerto están en peligro de extinción: eso es la posmodernidad líquida y confusa. Fidel García