Sr. Director:
La libertad fundamental y constitucional de los padres para elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos, queda anulada, no porque el gobierno socialcomunista defienda pretendidas igualdades o luche contra fantasmagóricas discriminaciones económicas, sino porque en las familias y en la escuela libre es en dónde los planteamientos manipuladores y las infiltraciones ideológicas encuentran mayores obstáculos.
Ninguna otra opción política, como la que representa un gobierno socialcomunista, otorga tanto valor y maneja con tanta destreza la rentabilidad electoral que supone la manipulación de la juventud escolar.
Quienes, por unos u otros conceptos, han de pagar la educación concertada o privada de sus hijos, además de pagar vía impuestos la educación pública, no solamente pagan dos veces, sino que además han de luchar para que sus hijos no sean adoctrinados y convertidos en futuros votantes de una determinada opción ideológica.
Hacen bien los defensores de la libertad de enseñanza en luchar, ahora y aquí, para defender esa libertad cercenada por una ley a todas luces injusta, pero que nadie olvide que los objetivos del gobierno socialcomunista son objetivos a medio-largo plazo.
Se trata de colonizar cerebros adolescentes y, por ello, indefensos.