Sr. Director:
Desde 1999 en Venezuela se han celebrado veintiséis procesos electorales. El oficialismo siempre gana. Y cuando no lo hace, como en 2015, impide con la fuerza que las instituciones como la Asamblea Nacional funcionen libremente.
La situación pone a la oposición ante un dilema. Si participa en el proceso electoral, corre el riesgo de quedar neutralizada. Si no participa, queda reducida a la clandestinidad y sin capacidad operativa en el marco de las instituciones.
Una de las salidas, quizás la única posible, es que estas próximas elecciones no gocen de reconocimiento internacional. Está claro que si la comunidad internacional, la UE, la OEA y Estados Unidos abandonan a la oposición venezolana, el chavismo será eterno.