Este verano, el 14 de agosto, celebramos con verdadera alegría la fiesta de S. Maximiliano Kolbe, fundador de la Milicia de la Inmaculada. El loco de amor por la Virgen María.
Como muestra de su vida y testimonio fiel a Dios y amor a la Inmaculada, hasta el extremo de entregar su vida por amor al prójimo, transcribimos literalmente su última carta y por tanto su último escrito conocido.
Escrita ya desde el horror y el infierno del campo de concentración de Auschwitz, la Providencia amorosa de Dios quiso que las últimas palabras escritas que conocemos del P. Kolbe sean dirigidas a su madre.
Él, que tanto amó a nuestra Madre del Cielo, dejó sus últimas palabras escritas para aquella que le trajo a la vida.
Adjuntamos en el pie de notas comentarios para ayudar a su lectura y mejor comprensión del contexto de su redacción.
Carta para rezarla, meditarla, leerla, releerla y dejar que su poso nos ayude a vivir la faceta siempre martirial de nuestra Fe.
Mi amada mamá,
A finales de mayo llegué en un convoy ferroviario 6 al campo de concentración de Auschwitz.
Aquí todo bien. 7
Amada mamá, estate tranquila por mí y por mi salud 8, porque el buen Dios está en todas partes y con gran amor piensa en todos y en todo. 9
Sería conveniente que no me escribas antes de que yo te mande otra carta, porque no sé cuanto tiempo estaré aquí. 10
Con saludos cordiales y besos,
Kolbe Raymundo
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Notas
1. Nomenclatura utilizada para clasificar los escritos del Padre Kolbe. Obedece a la carta nº 961 conocida del P. Kolbe
2. El P. Kolbe murió el 14-8-1941, tras un horrible martirio físico al ser encerrado en un bunker o habitación subterránea, privado de agua y comida durante 10 dias. Por tanto esta carta está fechada 2 meses antes de su martirio.
3. Apellido y nombre. En su profesión religiosa con 17 años el P. Kolbe cambió su nombre de pila de Raimundo y adoptó el de fray Maximiliano María.
4. La edad del P. Kolbe a la redacción de esta carta era de 47 años.
5. El nº 16670 es con el que los nazis marcaron y tatuaron al P. Kolbe al entrar en el campo de concentración de Auschwitz. Práctica utilizada por los nazis con todas las personas que llegaban a sus campos de concentración. A partir de que atravesaban la puerta del campo, su identidad pasaba a ser simplemente esa numeración.
6. El tren fue el método de transporte utilizado por el ejército nazi para transportar masivamente a los deportados a los campos de concertación. Los convoyes utilizados para ese transporte eran los destinados para el uso de transporte de ganado.
7. “Aquí todo bien”. Nótese que la carta está escrita en uno de los lugares más temibles y horribles que a largo de la historia el ser humano haya podido crear: el campo de concentración de Auschwitz. Conocido mundialmente, se ha convertido a lo largo de los años en el símbolo de la degeneración a la que el ser humano puede llegar con sus semejantes. Empezó a estar operativo para su función de exterminio en mayo de 1940, por tanto, cuando el P. Kolbe llegó a él ya llevaba a pleno funcionamiento 1 año. Según distintos historiadores hasta su cierre, a finales de enero de 1945, pudieron ser exterminadas hasta 4 millones de personas; el triple de lo que hasta hace pocos años se creía. Cuando fue redactada esta carta, Europa y el resto del mundo, y por tanto también la madre del P. Kolbe, desconocían los terribles sucesos que acontecían en ese lugar. Entonces, ¿cómo es posible que el P. Kolbe pueda escribir “aquí todo bien” desde ese infierno? No podemos ni imaginar la paz y libertad interior que el P. Kolbe tenía para poder escribir esa frase. Con estas palabras el P. Kolbe no pretende ni mucho menos mentir o engañar a su madre, sino que transmite la certeza hecha vida de que quién tiene a Dios y a la Inmaculada a su lado todo lo puede soportar por amor. “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” Romanos 8, 31.
8. El P. Kolbe sufrió a lo largo de casi toda su vida de tuberculosis, que le llegó a inhabilitar completamente uno de sus pulmones. De ahí que intente tranquilizar a su madre informándola de que su salud era buena.
9. Con esta frase, recordamos que, escrita desde el infierno de Auschwitz, el P. Kolbe se abandona total y absolutamente a la providencia amorosa de Dios y eleva su virtud de la Esperanza a sus cotas más altas; sabiendo que el mal que le rodea no tiene la última la palabra, sino el designio amoroso de Dios con los hombres.
10. Posiblemente las autoridades nazis no permitieran escribir más cartas al P. Kolbe, de ahí que intente rebajar la ansiedad de su madre con la innecesaria espera de otra carta que nunca llegaría