Sr. Director:
Señorías, no sé cuántos de Ustedes son Cristianos, y Católicos; solo me constan cuatro, aquellos que se han negado a aprobar una ley indigna, que sanciona (aunque se haya modificado ligeramente) la vigente ley sobre el aborto.
Los últimos Papas han calificado con entera claridad, que el aborto no es sino asesinato de inocentes.
Es totalmente absurdo, intolerante y contrario a la libertad, que cualquier ideología se consideré con el derecho no solo a proponer y defender- algo totalmente legítimo- sus ideas y concepción de la convivencia y de la vida, sino también a imponer las mismas- algo no tan legítimo-, de acuerdo con sus creencias, pensamiento e ideología; mientras que a los católicos, y los cristianos, se les niega este derecho. El pensamiento y las creencias cristianas, para quien lo sigue y practica, son mucho más que cualquier ideología por el sentido trascendente de las mismas. Y no solo es negárselo, sino que actualmente se ataca descaradamente cualquier símbolo y la misma tradición, queriendo desterrarlo totalmente de nuestra vida pública.
No sé cuántos son practicantes, o no lo son aunque se sientan cristianos, y crean en Dios. Pero de los 185, quiero pensar que al menos hay cien. O posiblemente muchos más. Y a estos dirijo éste escrito.
Para un cristiano, los momentos más importantes de su vida es cuando tiene que ser confesor de su fe. Algunos de estos momentos pueden pasar desapercibidos y solo Dios los ve; pero hay otros en los que hay que confesarla de forma clara y decidida, arrostrando las consecuencias que ello conlleve. Puede que esa confesión cueste hasta la vida. Ejemplos en la historia son muchos y variados, que han llevado hasta el martirio, como está ocurriendo actualmente. En Ustedes este no es el caso, sí pueden tener que hacer frente a una multa, o perder el sillón de Diputado o Senador. Pero, si eso pudiera suceder y no se confesase la fe, lo único que se demostraría es una cobardía manifiesta, que además es inútil y no ayudaría a la democracia.
Me explico. ¿Qué hubiera sucedido si 100 de Ustedes hubieran manifestado que votarían en contra de la ley propuesta? ¿Les habrían multado a todos? ¿Les habrían expulsado del partido? Lo dudo. Más bien se habría retirado la ley propuesta.
Y, ¿qué pasaría si por iniciativa de un numeroso grupo del partido que apoya al Gobierno, se propusiera una ley en defensa de la Vida, tal como exige la Constitución? ¿No les parece que ya está bien de actuar en negativo, y hablar de leyes que promueven la muerte, sobre todo de los indefensos? Tendríamos democracia de la buena. Lo expuesto también vale para las leyes de la Justicia, la de Educación, la Economía, o para incluso promover acciones contenidas en nuestra Constitución, que corten de raíz las ambiciones megalómanas y dañinas de aquel o aquellos que atenten contra la Nación, su unidad, o su historia.
El grupo parlamentario del partido que, como ganador de las elecciones, apoya al Gobierno, también está para controlarlo y hacerle cumplir el programa con el cual las ganó, y por el que nos representan Ustedes en el Congreso. Se lo deben a los ciudadanos que les eligieron en las elecciones generales, y no sólo a, quien o, quienes les pusieron en las listas. Esto es pura democracia, lo otro es convertir al Presidente del Gobierno en autoritario. Es lo que viene pasando en nuestra joven democracia, sea quien sea el partido que gobierne.
Claro que un paso que debían exigir en los partidos, los militantes, y las personas más representativas, para evitarlo, es que el líder que los dirige, y candidato a la Presidencia del Gobierno, en el momento de alcanzar ésta, debía de cesar como líder del partido. Ya que pasa o debe pasar a ser, el Presidente del Gobierno de todos los españoles. Pero entramos en otra historia.
Ya que tanto se habla de cambio, y de que estamos en un momento del mismo-aunque llevo oyendo lo del cambio desde 1982-, uno importantísimo sería el comportamiento de los Diputados y Senadores en la línea que acabo de comentar: la exigencia de que el Gobierno cumpla el programa con el cual el partido ganó las elecciones. Y si no puede o no quiere cumplirlo, no esperar a que la oposición sea la que pida las explicaciones. Los diputados del partido gobernante son los primeros que deben pedirlas.
Es hora de que empecemos a asentar nuestra democracia, o nos quedaremos sin ella. El Parlamento tiene que actuar como tal, y dejar de ser una mera máquina burocrática, o de insultos y acusaciones, que nos aburre.
J. R. Pablos
PD.- Puede valer también para aquellos diputados Socialistas, que igualmente se declaran cristianos católicos. Ejemplo: D. José Bono
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12/12/24 19:13