Sr. Director:

El misterio del Amor de Dios ha sido realizado plenamente en una criatura humana, en el Cielo y en la Tierra. Sin pecado, en María, la muerte, vencida y derrotada en el Calvario, ha quebrantado para siempre su aguijón, el pecado de los hombres.

Asunta al Cielo, María es la voz suave que invita al arrepentimiento. La voz que adelanta en el corazón del pecador el gozo de pedir perdón por sus pecados a Cristo muerto en la Cruz, en la persona de un sacerdote en el Sacramento de la Reconciliación.

María es ya la nueva tierra, el nuevo cielo. Por Ella se han cumplido las promesas de Dios; con Ella se han colmado las esperanzas de los hombres; en Ella, el hombre descubre la “escala del paraíso”, la escalera del Cielo.

Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, en la Asunción de la Virgen al Cielo, abren y manifiestan al hombre los horizontes definitivos de su vivir, la realización de todas sus esperanzas. Eso, todo eso celebrábamos el pasado sábado, día 15.