Sr. Director: La apuesta que ha hecho España, en la medida de sus cortas posibilidades, ha sido impulsar las ayudas e inversiones en los países africanos y asiáticos sumidos en la pobreza. Lo grave es que todavía no se ha encontrado una solución global, esencialmente europea, para acabar con la corrupción de esos países con tantas riquezas por explotar, unida a la compra masiva de armas. Puede decirse que son más de cuatrocientos millones de inmigrantes potenciales los que están llamando a las puertas de nuestras fronteras. La pregunta obligada, al margen de toda ideología y oportunismo interesado, es qué hacer. Pero lo evidente es que no podemos permanecer impasibles, con los ojos y los corazones cerrados, como bien recuerda el Papa incesantemente, ante el drama que vive el continente africano. Juan García