Sr. Director:
Desde que Artur Mas entró en la Generalitat estamos instalados en Cataluña en una constante tensión política y una peligrosa agitación de las emociones.
Quienes ocupan el poder político hacen oídos sordos a los avisos razonados de instituciones, empresas y líderes internacionales sobre las consecuencias de una secesión ilegal.
Parece que Mas y compañía están obsesionados por conseguir a cualquier precio su "estado propio", es decir, bajo su control. Con su justicia, su policía y su hacienda propias, todo dominado por ellos, aunque comporte la fractura de la sociedad y se perjudique a los ciudadanos.
Tal como indican muchos expertos, la secesión sería probablemente mala para la gente de a pie pero un gran negocio para la actual clase política catalana que se quedaría con el control absoluto de Cataluña. Quizá por eso la desean tanto.
Francisco Gombau
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12/12/24 19:13