La inflación baja y Europa nos pide más ajustes, es decir, que reduzcamos prestaciones o subamos impuestos. Pero entre pensiones, sanidad, educación y servicio de la deuda se llevan más del 75% de los presupuestos, así que a ver quién el guapo que se atreve con los recortes (explícitos, que de los maquillados hay un montón). Por tanto, perdida la soberanía monetaria ante Francfort, para cumplir con Europa hay que subir impuestos. Ya se ensaya con el impuesto de sociedades, y se hace bien, pero eso no basta. Ahora bien, si hay que aumentar los gravámenes clásicos, y me temo que sí hay que hacerlo, y sólo en se caso, lo lógico, con inflación negativa, es subir el IVA y reducir los impuestos laborales, especialmente las cuotas laborales. En definitiva, impuestos laborales (al menos, las cuotas -el IRPF es más complejo- a cero para crear empleo sin traba alguna). Hispanidad redaccion@hispanidad.com