Un grupo de fieles, procedentes de asociaciones provida, ha lanzado una 'filial súplica' al Papa Francisco sobre el próximo Sínodo. La palabra clave del documento la puede usted, lector, apoyar con su firma. En la filial suplican los promotores encarecidamente a Su Santidad que ponga orden en la segunda parte del Sínodo de la familia, dejada en las mismas manos que el caos que supuso la primera parte. La palabra clave, la que repiten los suplicantes, es "desorientación".

Palabra en verdad relevante y clave porque si algo define todo el magma que ha provocado la primera parte del Sínodo es la macedonia mental que anida en muchas mentes que ya no tienen ni la menor idea de lo que está pasando: "¿La Iglesia permite la homosexualidad? ¿La Iglesia permite que los divorciados y recasados comulguen?". 

De hecho, hay otra palabra que resume, no ya el 'entre-sínodo' sino todo el Papado de Francisco: confusión. Sobre todo confusión doctrinal. Y cuando el católico no sabe lo que realmente dice el magisterio sobre cada cuestión es que algo marcha mal. Por ejemplo el Sínodo de la familia.

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