La alcaldesa de Valencia, y ahora senadora, Rita Barberá (en la imagen) no dimite: "No dimito porque no he cometido ningún delito". Quizá ese sea el problema: que no se trata de no perpetrar delitos sino de no cometer inmoralidades, ni tampoco negligencias. A lo mejor, usted, Señà Rita, no metió la mano en la caja municipal valenciana pero no se preocupó de que otros la metieran o sencillamente no supone evitarlo. En cualquier caso, hay motivo para dimitir. Pero la diferencia es de grado, no de naturaleza. Es decir, con su negligencia, si sólo es negligencia ¿cuánto daño ha causado al bien común? Pero eso no tiene nada que ver con la corrupción en España. Porque a nuestra clase política, de izquierdas y de derechas, la corrupción les importa un bledo. Lo que quiere es lanzársela a la cara del adversario. Un detalle planteado por Rita que tiene su enjundia: filtraciones del secreto de sumario. Es verdad, cuando un acusado tiene que escuchar en la prensa, y no en el juzgado, de qué se le acusa, mal vamos. Pero recuerde: a usted doña Rita, no sólo le han condenado los medios ni los jueces: le han condenado sus propios compañeros del PP: por ejemplo, cómo no, Cristina Cifuentes. En cualquier caso, las verdades siguen siendo las mismas:
  1. Sí, en España ha corrupción.
  2. Entre los políticos y entre la población.
  3. No más que en otros países pero lo distinto aquí es que los políticos utilizan la corrupción como arma política. En otros sitios -por ejemplo EEUU- no.
Eulogio López eulogio@hispanidad.com