No se trata de negociar con Bruselas el retraso en el cumplimiento del déficit. Se trata de no tener déficit. El secretario general del PSOE, empieza ante de empezar. Antes de comenzar a negociar la formación de un nuevo Gobierno, Sánchez ya advierte que pedirá a Bruselas una contención del déficit fiscal. Pero oiga, que no se trata de contestar a Bruselas, es que el déficit es malo en sí mismo y por sí mismo. Aunque Europa no nos exigiera nada, no debe haber déficit público. Con el desequilibrio fiscal ocurre lo mismo que con la propiedad pública. La izquierda avala tanto lo uno como lo otro porque la propiedad pública no es más que lo que nos roban los políticos de nuestros bolsillos para administrarlo a conveniencia. El déficit es el dinero que tendremos que pagar para que los políticos presuman de habernos dado prestaciones públicas… con nuestro dinero. El déficit fiscal no es una trágala europeo, es un peligroso veneno que encima atenta contra las libertades individuales y aumenta el papel de los gobiernos. Y que los predique Sánchez, después de cómo nos dejó el déficit su correligionario Zapatero… Oiga, que ya hemos aprendido la lección. Hispanidad redaccion@hispanidad.com