Pedro J. Ramírez se nos vuelve jacobino
Hombre no, Pedro José. El Mundo no te ha pagado 5 millones de euros, sino casi 11. Se olvida el insigne periodista de que existe una cosa llamada Hacienda. Además, a esa cifra se ha llegado tras un acuerdo para que no pudiera hacerle la competencia a su antigua casa. La cifra inicial eran 19 millones de euros, tras una campaña -sí- de Moncloa apoyada por los grandes bancos y empresas del CEC, para librarse del ominoso periodista. La campaña política y empresarial para neutralizar a un periodista nos parece fatal. El estilo de Pedro J. Ramírez (en la imagen) o utilización del periodismo, no como servicio al público, sino como arma de poder contra tus enemigos me parece igualmente lamentable.
Total, que Pedro José ya ha conseguido lanzar El Español. Y lo hará con gran irritación de Mariano Rajoy, quien pretendía que Unidad Editorial le retuviera en El Mundo con una indemnización pagadera en 24 meses, hasta después de las elecciones generales.
Y el periódico no puede llamarse El Universal porque esa marca la tiene registrada Alfonso de Salas, hoy al frente de El Economista, antes amigo de Ramírez, hoy adversario.
El Español va a ser un periódico para la venganza. Y lo hará bien, pues técnicamente es un gran periodista, más peligroso que una piraña en un bidet. Y le encanta serlo.
Ahora bien, aunque El español sólo sea un nombre, un diario necesita una definición. ¿Qué va a ser El español? Pues un diario jacobino. De ahí el nombre. Ramírez se nos ha vuelto jacobino e ilustrado, uno de esos tipos convencidos de que el pensamiento libre nació con el genocida sistema de la Revolución francesa. Pero debe tener cuidado porque el nacionalismo -en este caso jacobino- son una forma de nacionalismo y primo hermano del fascismo.
Sí, hombre: el fascismo no es otra cosa que la deificación de la patria o la nación. El patriotismo es una virtud pero si pasa a ser la única virtud, entonces la nación, o la patria -no entro ahora a distinguir entre ambas- se convierte en Dios y, créanme, la patria o la nación no son Dios, como no lo es la Constitución de 1978, que es el nuevo ídolo que adora Pedro José. De ahí su dureza con el nacionalismo catalán, pues para Pedro José, el señor Artur Mas blasfema contra la soberanía popular española, plasmada en la Constitución.
Pero el patriotismo no es una ideología, ni un ideario ni un modelo de vida: es la concreción de todo eso según tu origen.
Hispanidad
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