Los hermanos rotarios y masoncetes ayudando a las hermanitas de los pobres. ¡Qué buenos que son!
Observen la octavilla que el pasado domingo 12 de abril, Día de la Divina Misericordia, se repartía a la entrada de varias iglesias del centro de Madrid. Un mercadillo beneficio para la Hermandad de la Caridad de San Vicente de Paul. Unas hermanitas de los pobres que cada día reparten unas 700 comidas, con una cola de sin techo a su puerta en la calle General Martínez Campos.
El problema es que el mercadillo benéfico lo organiza un club rotario de Madrid, en concreto el de Castellana, y los rotarios no son otra cosa que las levas de las logias masónicas.
Sinceramente, hermanas, mejor que organicen ustedes solas el mercadillo benéfico. Primero porque la masonería está prohibida por la Iglesia, y segundo porque la masonería odia al cristianismo. Lo de hágase el milagro y hágalo el diablo no sirve en el presente caso: el diablo siempre se queda con la parte del león y pervierte el resto.
Hispanidad
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