Es lo que pasa por anunciar una macro ampliación de capital el lunes, después de haberlo negado el viernes anterior.
Los títulos de Abengoa siguen en caída libre este martes –a media sesión retroceden más de un 16%-, después de sufrir un durísimo varapalo en la sesión del lunes, cuando su valor se despeñó un 30%. El mercado no se fía de la multinacional controlada por la familia Benjumea.
Y sus razones tiene: el viernes, el consejero delegado, Santiago Seage (en la imagen), negó que la compañía tuviera en mente una ampliación de capital. Sólo tres días después, el lunes 3 de agosto, la empresa anunció una macro ampliación de 650 millones de euros, casi el 50% de su capitalización bursátil (unos 1.335 millones). Es decir, el que no acuda, verá cómo su participación se reduce drásticamente. Y eso no gusta, sobre todo en la manera en que se ha producido.
La pesadilla no ha terminado. Además de reducir urgentemente la deuda bruta (9,804 millones de euros), Abengoa debe cambiar su mensaje o, mejor, debe cumplir lo que dice. Si no, no recuperará la confianza perdida.
Hispanidad
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