El catalán Jordi Saball (en la imagen), es un buen músico, experto en el cancionero español y en música renacentista y barroca. Quizás por ello odia tanto a España. Domingo 24 de abril, en el Auditorio Nacional de Madrid. Homenaje a Cervantes. Don Jordi da rienda suelta a su aversión a España. En un homenaje a Miguel de Cervantes reduce la declamación de Lepanto, la gran ocasión que vieron los siglos. Pues sí que esta censura le hubiera gustado a Cervantes, quien tan orgulloso se sentía de la batalla donde España detuvo al turco miserable y esclavista. Pero a la tarta del ingrato Saball le faltaba algo: al final, en honor al buen Cervantes, don Jordi acusa a España (no a Cataluña, naturalmente, de que nada ha tenido que ver con los errores del resto de España) de todo el dolor causado en África. (¿En África?) Mismamente donde el bueno de don Miguel se pasó años prisionero de los esclavistas musulmanes. ¿Y qué horrores ha cometido España en África? ¡Ah! Y que España, en compensación, debe acoger a los refugiados sirios. ¿En compensación? Hubo alguno que se levantó y abandonó el auditorio. La buena música de don Jordi no bastaba para compensar tanta ignorancia y tanta mala uva. Hispanidad redaccion@hispanidad.com