"El PP ofrece mucho más que economía", explicaba el martes, 4, la ministra de Agricultura en un desayuno informativo. Isabel García Tejerina (en la imagen), que es capaz de poner rostro humano a las estadísticas, añadía que en economía "cuesta mucho ascender y se cae a una velocidad vertiginosa". Sorprendentemente, la elegante ministra era más convincente que Rajoy en el Debate del Estado de la Nación o que su vice, Soraya Sáenz de Santamaría, en las ruedas de prensas posteriores al Consejo de Ministros.

Tejerina se empeñaba en demostrar que lo importante de las cifras económicas no está en las cifras en sí, sino en lo mejor que viva la gente gracias a ellas. Dejaba entrever así, sin decirlo, que el PP se ha esmerado en contar el relato de lo que iba logrando durante estos años (eso, cifras, estadísticas), pero no ha conseguido explicar con claridad que lo que hacía no era precisamente para fastidiar al personal, sino para que los ciudadanos vivan mejor.

Al margen de lo que el PP haya logrado o no (queden esos objetivos para el encendido debate político), la consideración de doña Isabel da en la diana de lo que sí parece una enmienda a la totalidad de la política de comunicación del Gobierno. A falta de eso, la ministra se confiaba a que "los hechos hablen por nosotros". El pueblo, que es muy sabio, añadía la ministra, sabrá al fin que todo era por ellos. Tejerina sería una magnífica portavoz del Gobierno. Mejor que Soraya.

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