Era la obsesión de Ana Botella, cuando vivía en Moncloa, en el lapso 1996-2004: la bombona de butano tenía que bajar. Para la presidenta, los pobres eran los que utilizaban bombonas de butano. No servía de nada que alguien le recordara que la bombona de butano la utilizaban los pobres de Vallecas pero también en la finca de Juan Abelló. Tampoco le servía la 'miserable excusa' de que vender por debajo del precio de coste acaba en la ruina y en la desconfianza general. Con el ministro José Manuel Soria (en la imagen) ocurre algo parecido. En vísperas de elecciones baja la bombona de butano. Es cierto que el precio del crudo y del gas está por los suelos, pero reconozcan que el PP hace esfuerzos por congraciarse con los ciudadanos. O, al menos, lo intenta. Hispanidad redaccion@hispanidad.com