Esta sociedad de imbéciles (con perdón que nadie se dé por aludido, hablamos de la generalidad) ha celebrado el día del dolor. Pero atención a la receta: "El dolor no puede ser un sufrimiento". Por eso, los organizadores de esos eventos, siempre políticamente correctos, hablan de la necesidad de dar trabajo a los psicólogos que, con su formidable labor terapéutica harían que el dolor no hiciera sufrir, lo cual podían parecer una contradicción en sus propios términos pero no es así, porque han olvidado ustedes del psicólogo, el curalotodo de nuestro tiempo, que lo mismo vale para un roto que para un descosido. Para entendernos: encima de que me duele la muela tengo que aguantar al psicólogo. Esto de los días mundiales es de una crueldad inhumana. Hispanidad redaccion@hispanidad.com