La Cumbre sobre el Cambio Climático de París avanza hacia su final según el guión establecido. Entre la cantidad de chorradas que nadie se atreve a denunciar por el temor a resultar políticamente incorrectos, se pergeñan varias ideas comunes. La primera, que el hombre es culpable. No se sabe de qué, pero es culpable. Cuantos menos culpables -seres humanos- haya y más naturaleza-víctima, mejor que mejor. Conclusión: acabemos con el reinado del hombre. Es decir, que en 40 años hemos pasado de la estafa medioambiental de la bomba demográfica (si continúa creciendo la población nos moriremos todos de hambre) a la estafa del cambio climático y el calentamiento global. No tenemos muy claro cómo se calienta la tierra, ni cuánto ni su origen. No podemos prever los imponderables, los trasversales, los imprevistos que pueden enfriar el planeta o calentarlo más. Sobre todo: no sabemos qué aspectos del calentamiento son positivos y cuáles malos. Sin embargo, los estafadores nos aseguran, hasta en céntimos, cuántos morirán o pasarán enfermedad y hambre y sed si no hacemos lo que ellos nos dicen que, en resumen, son dos cosas: que disminuya la población, que el primer objetivo no es paliar la pobreza sino sanar las heridas de la pobrecita madre tierra y que, en tercer lugar, y esto lo resume todo, la naturaleza es más importante que el hombre y este, el único animal racional y libre, debe estar a su servicio. Bueno, al de la naturaleza o la de los estafadores que manipulan en su favor el cambio climático… que sufre la naturaleza. Hispanidad redaccion@hispanidad.com