Cuando el vicepresidente Cheney cambió la configuración de su marcapasos para evitar un atentado
El internet de las cosas ya está aquí y ha llegado para quedarse, aunque todavía le queda un largo camino por recorrer. La lista de dispositivos conectados a la red no para de crecer.
A los ordenadores, tabletas y teléfonos, se han sumado las televisiones y videoconsolas. Y cada vez son más los electrodomésticos -hornos, neveras, lavadoras, calderas, etc.- que se pueden activar y manejar desde nuestro teléfono, aunque estemos a miles de kilómetros de distancia. Sin duda, todo un avance tecnológico.
Pero ojo, porque todo esto tiene sombras. Las que proyectan los posibles ciberataques a los que estamos expuestos. Protegernos contra ellos es, cada vez, más importante. "Cualquier objeto conectado a internet puede ser contaminado y usado para espiarnos", señalan Manel Medina y Merçè Molist en el libro Cibercrimen, publicado por Tibidabo Ediciones.
La cosa va en serio. Un ejemplo: el vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, cambió la configuración del marcapasos que llevaba implantado para que nadie pudiera manipularlo. Y más fácil aún es manipular una televisión, una caldera o las luces de un domicilio. Un dato, avalado por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz: el cibercrimen representa ya el 80% de las estafas en España.
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