Cisma islámico global entre sunitas y chiítas
La peregrinación a La Meca de este año está resultando especialmente dura, demasiados incidentes: grúas que se caen, avalanchas masivas y, de postre, atentado en mezquitas chiítas de Saná, con 10 muertos.
Los imanes predican en La Meca, no contra el infiel cristiano, ni contra los cruzados sino contra los chiítas del Yemen.
Para entendernos, las dos grandes ramas del Islam, sunita y chiíta, han roto hostilidades. Los primeros tienen por sede -más o menos- a Arabia Saudí; los segundos tienen por sede -más o menos- al Irán de los ayatolás.
La palma del fanatismo se la llevan los sunitas. Ideológicamente, muy poco separa a Riad del Estado Islámico de Abu Al-Baghdadi, sólo que ambos quieren dirigir el cotarro y Arabia es mucho más rica.
Enfrente está el chiísmo, que ha mejorado hacia posturas más lógicas y aceptables, si ustedes me entienden.
¿Para el Occidente cristiano es buena esa guerra civil entre chíitas y sunitas? No lo tengo nada claro, pero la política de las potencias occidentales siempre ha consistido en eso: dejar que los musulmanes se aticen entre sí. Pero lo encuentro peligroso.
Lo honrado es que Occidente defienda, no a quien más petróleo le facilite sino a quien está evolucionando hacia la cordura. En este caso, los chiítas.
Hispanidad
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