Los referendos de autodeterminación pueden resultar muy democráticos, pero también son, siempre, una pavada de maño. Infatigable en el error, David Cameron lleva ya dos, porque él es más democrático que nadie. Él de Escocia, que ganó por un pelo, y el de separación de la Unión Europea, que puede perder por un pelo. Es curioso, salvo con motivo de la constitución europea, no se consulta a los ciudadanos de ningún país su ingreso: lo deciden los políticos y en el mejor de los casos lo ratifican los votantes… a posteriori. El Brexit no es exactamente una secesión pero lo cierto es que cuando algo se separa de algo surge la pregunta: deben votar los que quieren marchar o aquellos de los que quieren separarse. A Pablo Iglesias le ocurre lo mismo que a Cameron. Pablemos es tan demócrata -figúrense: está asesorado por la historia- que considera que Cataluña debe ser España pero quiere un referéndum para que se separen de España. Claro que en ese referéndum resulta que sólo deben votar los catalanes, pero no el resto de españoles que siempre han considerado Cataluña como suya por el hecho de ser españoles. Cameron, Iglesias (en la imagen): democracia no sólo es votar. Es respetar los derechos de cada uno. De todas formas no se apuren tanto por el brexit: a lo mejor no es malo es que Reino Unido se marche de la actual Europa. Ya no es un país, es un mercado. Hispanidad redaccion@hispanidad.com