No puede tener todo: el cercano acuerdo de gran coalición supone estabilidad e impulsa la moneda común, pero le conviene que no esté fuerte al ser un país tan exportador. Alemania está obsesionada con cambiar la política monetaria de la zona euro. Por eso prepara ya su candidatura al Banco Central Europeo (BCE), a pesar de que está previsto que Mario Dragui finalice su mandato en octubre… de 2019. ¡Demasiadas prisas! Quiere que el germano Jens Weidmann sustituya al italiano y ponga fin a su política monetaria expansiva, o sea, a la compra de bonos. Y todo, claro está, porque Alemania no tiene déficit público. Pero el deseo de presidir el BCE viene de lejos, de hecho, desde su creación en 1998. Una silla por la que han pasado el holandés Wim Duisenberg, el francés Jean-Claude Trichet y el italiano Draghi… al que ya no aguantan. Eso sí, no puede tenerlo todo: el cercano acuerdo de gran coalición entre los partidos de Merkel y Schulz supone estabilidad (¡lo que más gusta a los mercados!) e impulsa el euro, pero a Alemania le conviene que esta divisa no esté muy fuerte dado que es un gran exportador. Hispanidad redaccion@hispanidad.com