O sea, como dar gato por liebre. Seguramente todos hemos visto alguna película en la que un ladrón -o grupo de ellos- entran en un edificio de alta seguridad burlando la sofisticada red de vigilancia, que cuenta -entre otras cosas- con un circuito cerrado de TV controlado desde una cabina, donde el vigilante ve lo que sucede en tiempo real en todas las dependencias del edificio.
Los ladrones se apropian de una filmación que coincide con la franja horaria en que piensan dar el golpe, y colocan en la unidad central el vídeo sustraído. A partir de este momento el vigilante, que no pierde detalle de lo que aparece en las pantallas, ignora que lo que ve no es lo que está sucediendo realmente, sino una filmación anterior.
He visto unos momentos del acto protagonizado por el señor Zapatero en Elche el pasado fin de semana. Me ha dado la impresión de estar ante un programa retrospectivo de propaganda del PSOE, en el que se recogieran diversas intervenciones de este señor en los años 2008, 2007, 2006, 2005, 2004 ¡Siempre dice lo mismo! Pero, entretanto, en el edificio de alta seguridad (en España), los vigilantes (el pueblo llano) se tragan todo lo que están viendo y oyendo, como si realmente fuera lo que está sucediendo.
Y, sin embargo, lo que está sucediendo es que nos acercamos a cinco millones de parados, y no hace nada para reducirlo; que el tejido empresarial semeja uno de aquellos jerseys tejidos a mano, que nuestras madres deshacían poco a poco estirando del hilo, para convertirlo en un enorme ovillo de lana y volver a tejer, y no hace nada; la UE nos ha entregado el ultimátum y se ha puesto a temblar.
Para esto no necesitamos Congresos, ni Senados, ni siquiera Gobierno; bastaría con un Delegado Permanente de la UE en España.
Amparo Tos Boix