Zapatero comparecía este miércoles ante los medios para tratar de vender optimismo. Reconoce que entre sembrar confianza y ser realista hay una tensión, pero anuncia que él siempre estará entre quienes confían en el futuro de España. Ya saben, optimismo antropológico. El caso es que para apuntalar su tesis de recuperación, echa mano de un informe del Banco de España que lo avala. Así será en el cuarto trimestre de este año y a principios del 2010. Será una recuperación lenta y difícil, como el proceso de paz. Pero no será hasta finales del 2010 cuando se produzca la ansiada creación de empleo neto. Total, queda un año y todo el mundo se habrá olvidado
Por lo demás insiste en que estamos en un tránsito entre la recesión y la recuperación. Y en todo caso, garantiza que el tránsito se va a hacer con cohesión social, es decir, apoyando a los más débiles, a los que han perdido su empleo en este año. Todo un guiño para los sindicatos
¿Preocupado por las encuestas? Afirma que lo único que le preocupa es lo que preocupa a los españoles: el empleo. Esta es mi preocupación y, si me permite, hasta mi obsesión. Sobre el debate sobre su reelección envía un mensaje en clave interna: garantizo que no habrá debate. O dicho de otra manera: haced el favor de callaros de una vez.
Y lo más esperado: ¿autocrítica? La respuesta la tenía preparada: el debate entre crisis y desaceleración fue un tanto estéril y pudo enviar una señal equivocada. Y tan equivocada. Durante semanas los periodistas no teníamos otra ocupación/diversión que sacar la palabra crisis de los responsables políticos.