Sr. Director:

No se puede liderar una política y pretender liderar también la contraria. No se puede ser presidente del Gobierno y serlo, a la vez, de la oposición.

Cuando Zapatero hizo de la negociación política con ETA el eje (y prácticamente único) de su política éste termina con tres muertos (dos en la T-4 y una por la kaleborroka) y, ahora, el atentado al escolta Gabriel Ginés, no puede actuarse como si no tuviese ninguna importancia o fuese un leve contratiempo.

Es el fracaso estrepitoso de su propuesta política y debe asumir sus consecuencias. Sería un "suicidio político" refugiarse en los aplausos de su grupo político y mediático, al que es tan adicto.

La caída en picado de la imagen del señor de talante es un hecho y necesitan mejorarla a marchas forzadas. Por eso, en el entorno presidencial están que no paran. Desbordados andan buscando huecos en la agenda de Zapatero con los que aumentar su número de compromisos mediáticos.

Zapatero es consciente de que tiene que pescar muchos votos como sea y no vacila en ir a buscarlos, porque considera abierta la batalla por La Moncloa. Nos promete la luna. Es una especie de Papa Noel o mejor dicho Zapa Noel.

Después, de casi cuatro años, Zapatero no progresa adecuadamente como gobernante. Es la prueba del algodón. Y además lo vienen reflejando los distintos sondeos con el eufemismo de "empate técnico".

Zapatero se prepara para unos meses de intensiva bajada al ruedo: se remanga repleto de esfuerzos propagandísticos de primera magnitud porque va ya a la desesperada.

Julio Benítez López. Sevilla

 julbenlopez@hotmail.com