Sr. Director:

 

Hace unos días, Inmaculada Navarrete, jefa de redacción de ABC de Sevilla, intentando tranquilizarnos para "que no cunda el pánico cultural" ante la continua amenaza de los terroristas islámicos, deslizaba el siguiente comentario en uno de sus artículos: "Al Qaeda está hecha de la misma pasta que la europea y, por tanto, cristiana ETA: sus comandos simplemente se toman al pie de la letra el odio al otro".

 

Este razonamiento es bastante equívoco porque, aunque seguramente no fuera intención de doña Inmaculada, contiene dos ideas erróneas. Parece sentar que lo del "odio al otro" es un principio cristiano, y parte de una premisa falsa en tanto que el hecho de que ETA sea europea no significa en absoluto que sea cristiana. Para ser precisos, ETA no mata en nombre de Cristo, mientras que Al Qaeda sí lo hace en nombre de Alá. Cuando unos y otros asesinan, igual de asesinos son y, desde luego, a las víctimas no creo que les importe mucho en nombre de quién les asesinan. Pero, en cualquier caso, apliquémosles a cada cual su auténtico pedigrí para no confundir más las cosas: ETA es marxista leninista a la vez que nacionalista, y Al Qaeda es fundamentalista islámica, con una concepción letal de Dios y de la religión.

 

No lancemos mensajes que induzcan a pensar que ETA es cristiana y que Al Qaeda está hecha de la misma pasta, porque el rumor puede llegar hasta las artísticas orejas de Pedro Almodóvar y se nos descuelga con una nueva peliculita echándo la culpa del 11-M a los curas de su colegio. 

 

Pues bien, después del artículo de la señora Navarrete, ha cogido el testigo en el mismo periódico Fernando Iwasaki, que escribe un artículo titulado "Profanaciones en vivo", al hilo de lo publicado sobre la salvaje profanación del cadáver del GEO asesinado en Leganés, acto calificado de "gamberrada", según el dialogante alcalde socialista de esta localidad. Dice Iwasaki que detrás de la profusión de comentarios sobre la profanación del cadáver del GEO "hay una morbosa xenofobia" y, como demostración de esta rechazable actitud, alega el  diferente tratamiento que ha recibido tan execrable acto respecto a otro espeluznante suceso en el que una pareja de Barcelona ha sido condenada por maltratar brutalmente a un crío de tres años.

 

Según el articulista, esta diferencia de trato vendría originada porque esta pareja de tipejos "no son musulmanes, sino cristianos de toda la vida", lo que justificaría, según su particular criterio, la escasa relevancia dada a la noticia, y que los autores no hayan sido objeto de tantas imprecaciones como los supuestos moritos "gamberretes". 

 

Al igual que en el caso de los "etarras cristianos" de Navarrete, me gustaría saber en qué se basa Iwasaki para concluir que la parejita  de criminales barceloneses maltratadores de niños son "cristianos de toda la vida": si es que, a lo peor, pertenecen a un grupo de catalanes conocidos públicamente por estar comprometidísimos con el apostolado cristiano, o si es que (como más bien parece ser) el escritor parte de la misma premisa errónea que lo hacía su compañera de periódico, dando por sentado que quien ha sido parido en suelo español (etarras incluidos) es automáticamente cristiano. 

 

Sorprende la extrema sensibilidad que afecta a algunos sembradores de opinión para pretender disminuir la gravedad de las "gamberradas" de los terroristas islámicos, a quienes hay que defender a toda costa, no vaya a ser cosa de que se les demonice por el solo hecho de poner unas bombitas en una estación, o por sacar a un muerto de la tumba para orearle un poquito. 

 

Si tan extrema sensibilidad se debe al miedo a que prenda entre nosotros un sentimiento de xenofobia contra los musulmanes en general, no es justo que se pretenda combatir tal sentimiento a costa de extender sobre los cristianos una culpabilidad que no nos corresponde. Y, en cualquier caso, sigue habiendo una importante diferencia a la hora de hacer comparaciones: mientras los terroristas islámicos asesinan o profanan cadáveres (aquí o en Iraq) en nombre de Alá, los supuestos "cristianos de toda la vida" no cometen sus atrocidades en nombre de Cristo. Es más, dudo mucho de que para tales criminales, Cristo signifique algo.

 

Miguel Ángel Loma

 

MALOMA@teleline.es