Por otra parte, una verdadera regeneración democrática, tal y como prometió el PSOE en campaña electoral, debería contemplar al menos otras dos medidas ineludibles: las listas abiertas prometidas por el PSOE y la supresión de las barreras de entrada al sistema, especialmente la que sitúa en el 3 o en el 5% el número de votos necesarios para tener acceso a un cargo.

 

La vicepresidenta primera del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, no propone ni una ni otra, con lo que, por mucha paridad que ofrezca, perpetúa el poder de los grandes partidos sobre el sistema democrático y el poder de los aparatos de esos partidos sobre los militantes y la vida política en general.