Hombre no, verá: el estallido de la telefonía móvil exigió de las empresas una fortísima inversión en redes, en infovías. Y no recibieron subvenciones para ello: es más, pagaron por la licencia.
El problema de la energía verde es que se trata de un negocio que vive de las subvenciones públicas y que nos sale carísimo a todos. Se trata de vivir de la subvención, es decir, un vicio como otro cualquiera.
Y las subvenciones resultan muy injustas porque, bajo el disfraz ecologista, resulta que todos los españoles pagamos el enriquecimiento de los multimillonarios que lideran empresas como Abengoa, ACS, Acciona, etc.
Las subvenciones empresariales no son otra cosa que una transferencia desde el bolsillo de todos, pobres y ricos, a unos pocos, todos ellos ricos.
O sea, que menos pitorreo, señor Sánchez. Aquí no hay revolución, hay subvención.
Eulogio López
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