En tiempos de crisis conviene pulir conceptos. Por ejemplo, que una cosa es el amor a la pobreza y otra la malquerencia a la miseria. Por ejemplo, la miseria nunca puede ser un objetivo económico. No señor. La erradicación de la pobreza, tampoco.
Pero hay más distinciones. Por ejemplo, una cosa son los pobres en ingresos y otra los pobres en gastos. Si no tienes ingresos eres pobre de solemnidad, pobre forzoso, y aquí poco se puede matizar.
Pero luego está el pobre en gastos que es el que ha generado la crisis. Y, ojo al dato, el pobre en gastos no tiene por qué serlo a la fuerza.
Con la crisis hemos recuperado el valor de la austeridad: es la cara positiva de la espantosa recesión sufrida por Occidente
La espantosa recesión que ha sufrido Occidente -ojo, más Occidente que el mundo- ha tenido aspectos positivos: por ejemplo, la austeridad. De repente hemos comprendido que no tenemos por qué crearnos necesidades que, encima, no nos reportan mucha realización personal. Y esa 'pobreza de gastos' no tiene por qué ser mala. Es más yo creo que es bonísima. Un porcentaje importante de la población de clase media española se ha vuelto pobres de gastos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com