El pulso no puede ser más interesante. Partidos opositores, empresarios y sindicatos en lucha con un Gobierno, el Gobierno de Hugo Chávez. Tras paralizar la industria petrolera, fuente de ingresos básicos para El País, la llamada Coordinadora Democrática ha dado un paso más: desobediencia fiscal. No pagar impuestos es la forma pacífica más dura para derribar un Gobierno. Lo malo es que se trata de un revólver de una sola bala. Si no consigues tu objetivo, el resultado puede ser el caos. Y si lo consigues, una vez obtengas el poder, tus adversarios pueden sentir la tentación de pagarte con la misma moneda.
En cualquier caso, Venezuela se ha convertido en escenario para todo el mundo. Porque si la Coordinadora triunfa y Chávez dimite, muchos podrían seguir el ejemplo.