La programación nocturna de Canal 10 tiene en su haber un programa de superchería, las habituales brujas del tarot, que si no son tomadura de pelo son algo peor. A continuación viene el porno con programa estrella Sex Lumiere para demostrar que estamos ante un grupo muy liberal, cuyo primer accionista son la familia Ybarra.
Pero la cosa no queda ahí. El tolerante estilo de Vargas enlaza el porno con la misa vespertina, lo que recuerda el viejo dicho aragonés: "por la mañana a misica y por la noche a puticas". Y, ni que decir tiene, que en su programación alberga espacios tan píos como las biografías de Santa Rita y las retrasmisiones vaticanas.
Como digo, esto del pluralismo interno, tan propio de los universos políticos y mediático -que no del económico- resulta una perversión del deseable pluralismo externo. Democracia es que existan televisiones de izquierdas y de derechas, cristianas y ateas, liberales y conservadoras y que el espectador escoja la que le pete. Lo otro, el pluralismo interno, es más bien esquizofrenia paranoide.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com