De hecho, en otra de sus geniales vidas ejemplares, sobre la de la feminista y abortera Carmen Barroso, insiste en ello.
También lo hacía el mismísimo Bill Clinton, cuando defendió, junto a Zapatero, que el intento de la fundación que lleva su nombre por aumentar el periodo escolar de las niñas del Tercer Mundo -loable intento- tenía como objetivo último retrasar la maternidad. Al parecer, la instrucción de las niñas era un objetivo teóricamente principal pero en la práctica secundario. De lo que se trataba es de que la raza humana, especialmente los habitantes de los países pobres, no tuvieran tantos hijos, el medio para conseguirlo, incluso podía ser la educación.
Pero el fin era otro. Lean, lean la vida ejemplar de Carmen Barroso.
Eulogio López
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