El presidente de la acería española no lo dijo exactamente así, pero casi. Victoriano Muñoz se quejaba de la huelga que sus sindicatos de la planta de Gibraltar organizaron desde el primero de febrero hasta las vísperas electorales del 14-M. Fue una huelga salvaje con amenazas a los esquiroles y con los piquetes convertidos en los principales guardianes de la planta de Acerinox en Algeciras. Preguntado por las inversiones para modernizar la planta, Muñoz dio un largo circunloquio.

Por de pronto, anunció que este año finaliza la amortización de la planta del Campo de Algeciras, hasta ahora portaestandarte del Grupo. Por otra parte, recordó que, con la mitad de plantilla, la acería de Kentucky pronto alcanzará la producción de la española. También recordó que los trabajadores de Gibraltar cobran salarios superiores a los vigentes en las acerías europeas y que trabajan una media de 1.700 horas al año frente a las 2.100 de los trabajadores norteamericanos. Y al final, sólo al final, de todas esas advertencias, Muñoz aseguró que se seguiría invirtiendo en Gibraltar, aunque nos tememos que no con especial entusiasmo.