Sr. director:

Me ha sorprendido el titular de la carta La mujer está corrompida, pero no se puede decir, publicada en Hispanidad.com, el 19 de Julio de 2005. Me parece de lo más machista que había observado en tu diario, en los últimos meses, aunque tengo que decirte que un poco de razón ya tienes.

Es verdad que se está intentando corromper a la mujer, porque así se matan varios pájaros de un tiro : la maternidad, la dignidad de la mujer, la educación de los hijos, la Familia (perdón por la falta de ortografía, pero últimamente escribo Familia con mayúscula, para diferenciarla de cualquier sucedáneo). También tienes razón en que el objetivo último es cargarse la sociedad. Desgraciadamente, ya estamos viendo los resultados.

Pero, hay que ser un poco más optimista y darles un voto de confianza a muchas mujeres que trabajamos, día a día, por defender nuestra dignidad. Yo, como mujer, lo soy, aunque, debo confesar, que hay días en los que tengo que hacer un poco de esfuerzo.

Desde hace unos años, mi lema es: Mujer, el s. XXI es nuestro. La participación de la mujer en todos los ámbitos de la vida publica, profesional y familiar, en estos últimos años es un gran paso, que deberíamos considerar, como un cambio histórico en la lucha por la igualdad entre hombre y mujer. Las mujeres, diferentes por su naturaleza a los hombres, poseemos unos valores y cualidades distintos, que aportan una visión nueva a la sociedad, a la política y a la familia.

Eulogio, yo si que quiero decir y bien alto : No quiero igualarme al hombre, quiero defender a la mujer en sí misma: su maternidad, la conciliación familiar y su trabajo profesional, sus cualidades femeninas, su intuición y dedicación (¿Te acuerdas del anuncio de Coca-cola Referencias?). Estamos tan preparadas como los hombres y podemos ofrecer una importante contribución en todos los ámbitos: Profesional, cultural, político y social. Las mujeres cambiaremos el mundo, siempre lo hemos hecho, aunque nunca nos han valorado en lo que valemos. Demostramos, día a día, los efectos positivos que esta aportación produce en la sociedad, pero, muchas veces, esto no se ve. Da lo mismo, porque estamos ahí. Acuérdate de aquella frase: La mano que mece la cuna cambiará el mundo

¿Qué es verdaderamente el triunfo y el éxito? ¿Quiénes son las mujeres exitosas? ¿Las que se desnudan, o cambian de barracón? ¿Las que enseñan las bragas y sujetadores, o las que mantienen su cuerpo cubierto, simplemente, por respeto hacia ellas mismas? ¿Las que se sienten obligadas a estar jóvenes, guapas y delgadas porque así tienen mejores oportunidades en la vida? Desgraciadamente, hoy, tener demasiados principios es tener demasiados estorbos para conseguir los objetivos propuestos. Pero, mal que le pese a algunos, la mayoría de mujeres seguimos aquí, con una vida coherente a nuestros principios, para inundar todos los ambientes con el calor que sólo una mujer puede transmitir, como modelos de integridad llenos de valores humanos: paciencia, alegría, orden, constancia, dedicación sin límites,.... Hay que despertar nuestras conciencias para dejar de vivir confundidas y saber, sin miedo, para qué sirve ese corazón femenino que tanta falta hace a la humanidad.

Eulogio, únicamente, me gustaría pedirte que no fueras tan negativo en tus afirmaciones y que, en tus artículos, dieras un voto de confianza, a todas aquellas mujeres, que nos empeñamos en cambiar y hacer un mundo mejor, aunque, muchas veces nos dejemos la piel por el camino.

Remedios Falaguera

reme.falaguera@miportal.es