Apenas han invertido 2.100 euros en la publicidad de los autobuses de la Ciudad Condal

En realidad no se trata de un anuncio ateo, sino de un anuncio agnóstico. Comienza afirmando que probablemente Dios no existe. ¿Y si existe? El spot no se atreve a negar la existencia de Dios, ni a hacer proselitismo del ateísmo, que resultaría más razonable. Se limita a plantear sus dudas existenciales y a provocar a los creyentes de todas las religiones. Intelectualmente pobre y jurídicamente, una provocación que entra de pleno en el art. 525 del Código Penal.
¿Quién está detrás de esta campaña? Su nombre es Dawkins, un supuesto científico, más cerca de la agitación política que de la ciencia. Todos sus escritos se dedican a arremeter contra el creacionismo defendiendo el evolucionismo. En el fondo, un agitador del ateísmo, bastante más irracional que la postura creyente. Porque si los arqueólogos cuando descubren edificaciones o utensilios de cocina, apelan a la existencia de un ser inteligente que habitó el planeta hace años. La sofisticación de la obra, apela a su creador. Por lo mismo, la sofisticación de la naturaleza y del propio cuerpo humano, apela a un ser creador, ordenador, inteligente.
Por lo demás, la ciencia ya ha demostrado que no es cierto el principio de que la necesidad crea el órgano. También ha demostrado que pasadas 6 ó 7 generaciones se regresa al punto de origen. No es posible el crecimiento en altura ad infinitud, por ejemplo. Así que no es posible la evolución del mono al hombre. Mucho más irracional que la tesis de haber sido creado por otro Ser distinto y superior. Y de estos lodos evolucionistas, estos polvos supuestamente ateos. Por lo demás, han logrado lo que pretendían: generar una polémica social sin haberse gastado un euro en una publicidad inexistente. Así que, fin de la propaganda gratuita.