Insisto en lo que decía ayer y mucho mejor dicho que yo, porque lo dice Juan Claudio Sanahuja, en su página de referencia, Noticias Globales. No se lo pierdan. El altísimo Tribunal bebe de las fuentes copiosas de la cristofobia imperante en Europa.

De cuatro casos contra la libertad de los cristianos para mostrarnos como tales, sólo le ha dado la razón a una, y eso para no tener que enfrentarse a los símbolos islámicos que portan sus compañeras.

Para los otros tres casos, la mordaza. Si quieres ser cristiano, ocúltalo en lo más hondo de tu conciencia. Pero para eso no hace falta el derecho a la libertad religiosa: nadie me puede impedir amar a Dios en mi conciencia y espero que en mi casa.

De hecho, la libertad religiosa no existe, por innecesaria: lo que existe, lo que hay que reclamar, por lo que hay que luchar, es por la libertad de culto, es decir, por comportarme como lo que soy, es decir, como cristiano, en cualquier parte, en cualquier lugar, sin que por ello me condenen a la marginación o al silencio... o al paro.

Eulogio López

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