Hace ocho años el director bosnio Danis Tanovic asombraba favorablemente a público y crítica con En tierra de nadie que planteaba (con humor negro) las situaciones absurdas que pueden darse en un conflicto bélico. Ahora Tanovic regresa con este drama más convencional que aborda las secuelas psicológicas que deja detrás de sí cualquier guerra.
Mark y David son dos íntimos amigos, fotógrafos de guerra, que a lo largo de una década han mostrado al mundo la crueldad que los seres humanos pueden ser capaces de provocar. En 1988, en pleno conflicto kurdo-iraquí, David (que va a ser padre en unos días) intenta convencer a Mark de que ya han visto y fotografiado lo suficiente. En un momento dado sus caminos se separan Mark, tras resultar herido y amnésico, regresa a Gran Bretaña pensando encontrar allí a David pero, inexplicablemente, su amigo no ha llegado para esperar el nacimiento de su hijo
Triage descubre sin tapujos el horror que provoca cualquier guerra poniendo especial hincapié en la difícil situación a la que se ven abocados algunos galenos sobrepasados de trabajo para decidir a qué pacientes deben atender y a cuáles no (totalmente discutible es cómo lo ejecuta el doctor kurdo de esta película, algo así como muertes piadosas)
Este drama con tintes psicológicos tiene a su favor una actuación memorable de Colin Farrell y una clara denuncia de las masacres realizadas por motivos étnicos aunque resulta demasiado discursivo en su desarrollo.
No obstante es llamativo (al tratarse de una coproducción europea) el apartado en el que se hace alusión a la Guerra civil española. Se nota demasiado de dónde procede el capital que se ha invertido desde España: TVE y grupo PRISA porque nos cuenta la misma versión del conflicto español que cualquier película patria de cine reciente. Y a buen entendedor pocas palabras bastan
Para: Los que les gusten las películas sobre reporteros de guerra con tinte maniqueo