El secretario general de la FERE, P. de Castro, remite a los centros una segunda circular

Repasemos cómo está el asunto: La FERE pactó con el entonces portavoz parlamentario del PSOE el asunto de la LOE. Se descabalgaron del movimiento LOE NO en lo que ya se conoce como "Pacto de Rubalcaba". Tras el pacto, coquetearon tanto con la LOE como con EpC. Asumieron el documento de la Conferencia Episcopal, pero a su manera. Así que el pasado 7 de mayo enviaron una circular a sus centros advirtiendo que no aceptaran ninguna objeción de conciencia porque no había riesgo de que EpC fuese en contra del ideario o carácter propio. "Como ha reconocido expresamente el MEC, es compatible la adaptación de los contenidos de mínimos de esta asignatura a los principios del carácter propio católico", señalaban entonces.

Sin embargo, este lunes se han ido a ver al ‘primo de Zumosol', la ministra Mercedes Cabrera para que les garantice que los mínimos son compatibles con el ‘carácter propio'. ¿En qué quedamos? ¿No estaba garantizado?

La FERE trata de salvar los muebles. El MEC también. Rebaja sus pretensiones asumiendo el coste político que pudiera derivarse de su decisión. Los grupos de presión laicistas no han tardado en lanzarse a la yugular tal y como señala el editorial de El Periódico pidiendo que la Alta Inspección del MC inspeccione que los libros de texto se adaptan a la nueva moral del Estado.

¡Menos mal que el Constitucional señaló en sendas sentencias que la escuela pública debía ser neutral!

Frente a la oposición de los padres que han anunciado su intención de objetar, MEC-FERE se afianza creando un núcleo duro. Y para que conste el ‘buen rollo' entre ambos, foto y nueva circular de la FERE del pasado viernes 18. Pero esta vez firmada exclusivamente por el secretario general, el P. de Castro. Ha desaparecido la firma de la presidenta formal de los religiosos de la enseñanza, Inmaculada Tuset. ¿Polémica interna en la FERE? ¿Ha decidido la presidenta no secundar la estrategia progubernamental de su secretario general?

En la segunda misiva, el P. de Castro –en solitario, insistimos- hace como que recula, aunque insiste en que la objeción de conciencia es innecesaria en los centros religiosos y que lo considerarían una deslealtad de los padres que han confiado que su hijo se educaría conforme al carácter propio de los centros.

Por otra parte, el P. de Castro termina negando que la FERE pueda ser tachada de insolidaria "con los padres de la enseñanza pública, siendo así que siempre nos hemos manifestado partidarios de colaborar en las acciones que se planteen en ese ámbito". Y es que conviene recordar que en la anterior misiva, la FERE señalaba expresamente que podía haber razones para objetar en los centros públicos. Por cierto, ¿cuáles son las colaboraciones que la FERE está haciendo para evitar que los niños educados en las escuelas públicas sean adoctrinados".

El P. de Castro trata de evitar las acusaciones recibidas, pero no ofrece argumentación sólida. Además, curiosamente, lanza la circular un día antes de su encuentro con la ministra Cabrera. ¿Preparando el terreno? Da toda la impresión de que la FERE y el Ministerio han querido fumar la pipa de la paz. Se les han olvidado dos detalles. En primer lugar, el P. de Castro no es la FERE y los religiosos de la enseñanza empiezan a estar muy molestos con los manejos politiqueros de su secretario general. Y segundo: los primeros responsables de la educación de los hijos son sus padres. Y muchos padres no están dispuestos a asumir el riesgo de que se adoctrine a sus hijos. Por eso es cada día más urgente el cheque escolar, esa fórmula que tanto repugna a la FERE porque significa traspasar el dinero –y por tanto el poder- de los religiosos a los padres. ¡P. de Castro dimisión!