Los progres son estupendos. Yo no sé cómo se las arreglan para repetir las mismas consignas sin necesidad de que nadie trasmita órdenes en tiempo y forma. A la modernidad moderna con perdón- no le hacen falta dictados: capta las consignas con encomiable buen sentido quizás. Por esto soy de los convencidos de que hemos pasado del tiempo de las conspiraciones a la era del consenso, y lo único que me queda por decidir es cuál de los dos lapsos es peor, pero estoy convencido de que la era del consenso se identifica con la sociedad de la información y ésta, con ese tipo de consignas que se imponen sin imposición, asumidas por los más sin que nadie las fuerce a ell la era de los borregos. Esta misma que vivimos.
Así, en la noche del miércoles y mañana del jueves podrán haber leído o escuchado ustedes en la mayoría de los medios de comunicación, la misma frase con ligerísimas variaciones, de corte más gramatical que semántico : El PP se quedó sólo en el Congreso, la tarde del miércoles en su propuesta sobre le Estatut. Un medio digital muy progre resume la consigna a la perfección: Rajoy se quedó solo, defendiendo el referéndum contra el Estatut.
Pero hombre, por una vez que el presidente de la leal oposición tiene una buena idea En primer lugar, Rajoy no proponía ningún referéndum contra el Estatut, dado que los referenda suelen convocarse sobre algo, no contra algo. Por eso son referenda, oiga usted. Lo que Rajoy proponía es que en el referéndum sobre le Estatuto catalán pudieran votar todos los españoles, y no sólo los catalanes. Lo cual, dicho sea de paso, es maravilloso, y mucho más democrático que lo que solicita el resto del Parlamento, otra trampa semántica curiosa. En primer lugar porque, a pesar de la ley DHondt, entre el PSOE y el PP copan desgraciadamente, dicho sea de paso- más del 80% del Parlamento y el resto son mini-formaciones que compiten por ver quién es mas nacionalista. Es decir, que en materia de referenda, autonomía, autodeterminación y separatismo, todos los grupos parlamentarios salvo el PP y el PSOE (el PSOE actual, para afianzarse en el poder, se nos ha vuelto separatista, pero sólo por eso) son juez y parte en el referéndum catalán.
Volvamos al asunto : todos los grupos parlamentarios se oponen a que el resto de los españoles voten en el referéndum catalán. Y este es el error. A los separatistas les encantan los referenda, entre otras cosas porque en materia de autodeterminación, diez consultas que digan no no valen de nada, se podrá hacer una undécima. Ahora bien, una sola que diga sí se convierte en irreversible. Salvo que Salvo que la mesa de votantes se amplié. Y es de justicia que se amplíe. Servidor, que no destaca por patriota consumado, se siente, sin embargo, español, y considera que Cataluña y Euskadi son parte de España, de mi identidad, de mi historia común, de mi hogar ciudadano. Díganme, ¿Qué derecho tienen a quitarme mi Cataluña o mis Vascongadas? Barcelona es tan mío como de Maragall y Bilbao tan mío como del señor Ibarretxe. ¿Qué es eso de que sólo los catalanes deciden sobre Cataluña y sobre sus relaciones con el resto del país y sólo los vascos deciden sobre el futuro de Euskadi? ¿Por qué aceptamos una barbaridad de este calibre con total acriticismo?
Sí, es cierto que Rajoy no suele dar una a derechas pero aquí ha dado en el clavo. Observen que no entro en los condicionantes ideológicos del Estatut catalán, de claras tendencias totalitarias, con un desprecio profundo a la vida, a la persona y a la familia. Con ser más importante, hoy no toca. No, lo que toca es decir que yo, asturiano de nacimiento y madrileño de residencia, tengo tanto derecho como los empadronados en Sabadell o Legazpi, a votar el futuro de Cataluña o el País Vasco. No tienen ningún derecho a quitármelo sin darme, tan siquiera, la oportunidad de hablar.
Y mejor decirlo ahora, antes de que se cometan hechos irreversibles justo cuando al nacionalismo le queda una generación de vida como mucho. ¿Que por qué hacen tanto ruido? Pues porque esa generación es el periodo en el que Rodríguez Zapatero pretende continuar de Presidente. Ya saben: 25 años de paz. O de guerra civil fría, pero, en cualquier caso, con ZP en la Moncloa.
Eulogio López