Esta modesta película de cine independiente ha sido bien recibida en multitud de festivales y, hasta el momento, ha conseguido el galardón a la mejor película en el Festival de Cine de Deauville y  la nominación al Oscar como mejor actor a su protagonista, Richard Jenkins. Y todo este movimiento alrededor de una película pequeña (si nos referimos a su presupuesto) obedece a que se encuentran ante una pequeña joya que reivindica la solidaridad y la posibilidad de entendimiento entre gente de diferentes culturas. Todo un modelo a seguir dado los tiempos que vivimos

    Walter Vale es un veterano profesor universitario que arrastra como puede su vida e intenta llenar su vacío existencial aprendiendo a tocar el piano, disciplina en la que su fallecida esposa era una virtuosa. Cuando por razones de trabajo tiene que desplazarse a Nueva York, se encuentra con la desagradable sorpresa de que  su apartamento de Manhattan (sin él saberlo) ha sido alquilado a una pareja de inmigrantes ilegales que han sido engañados por un timador. Aunque a regañadientes Walter accede a que permanezcan en su hogar unos días hasta que encuentren otro acomodo y este gesto magnánimo, sin pretenderlo, cambiará su vida

    The visitor es un drama social que apuesta por los seres de buena voluntad sean de la nacionalidad que sean. El protagonista de nuestra historia, un hombre apático y solitario, sólo vuelve a sentirse vivo cuando es capaz de volcarse hacia semejantes, luchar por otros, en este caso por el joven de Tarek, de origen árabe, víctima de la ley de fronteras y también de las repercusiones que sobre la comunidad estadounidense tuvo el trágico 11 S.

    Este drama intimista y hermoso no sería igual sin la gran lección de interpretación que ofrecen el mencionado Richard Jenkins y la serena Hiam Abass (vista en Los Limoneros)

 

Para: Los que sigan pensando que existe todavía bondad en el hombre moderno