En Inglaterra, Canal 4 ha elaborado un programa telebasura que exhibirá a paganos pretendiendo existir como mahometanos durante un mes.

Un concursante, al serle entregado un tubérculo cocinado en el fogón y gélido, al final de su vigilia, se alzó y troto a la taberna en demanda de una copa de vino y una empanadilla de tocino y desistiendo de la emisión televisiva.

Superaron la prueba un barbero homosexual, una modelo con afición a que le fotografíen sus tetas, un cochero antirreligioso y con ansias por lo obsceno, entre otros. Todos deben sobrevivir sin codillo de cochinillo, sin bebidas etílicas y sin sexualidad. Reality Show soez y grosero.

Mientras tanto, acullá de la telebasura, la realidad se abre camino. En Pakistán, un fanático suicida asesinaba a 170 mortales en la concentración de recibimiento a Benazir Bhutto, fue un bebé suicida, de un año, reclutado, deliberadamente, por su progenitor.

Es necesario poner todos los medios para arrancar esta epidemia de vulgaridad y erotismo que nos inunda y que degrada al telespectador.

Clemente Ferrer Roselló

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