Sr. Director:
Comprendo y acepto de buena gana la supresión de la pena de muerte. Pero no comprendo, en absoluto, que esa garantía legal sólo la disfruten quienes han cometido un delito, generalmente muy grave, y, por el contrario, se establezca legalmente la pena de muerte para aquellos que no tienen defensa posible, ni voz ni voto.
Porque no creo que haya nadie que discuta la existencia de un ser humano en el seno de la mujer, desde el mismo momento en que se quedó embarazada. No es cuestión de ideas o programas políticos, sino de simple sentido de la verdad y de los más elementales sentimientos humanos.
Luis Martínez-Cañavate
rcanavate@mi.madritel.es