El que fuera todopoderoso ministro de Economía y Hacienda de Felipe González, Carlos Solchaga, está empeñado en presidirlo todo, ahora que el PSOE ha vuelto al poder. De hecho, acostumbra a hablar en primera persona del plural al referirse a la acción del Gobierno, quizás porque aún se siente miembro del mismo.
El caso es que primero se empeñó en suceder a su amigo Alfonso Cortina al frente de Repsol YPF. Le dijeron que no, entre otras cosas porque el presidente de la petrolera cuenta con importantes apoyos en el gabinete, como el de los dos vicepresidentes, María Teresa Fernández de
El caso es que, quizás para compensar, a Solchaga se le ofreció el cargo de embajador en Washington, como ya hemos informado en Hispanidad.com. El problema es que es él quien se niega. Desde Madrid, y como asesor de varios gobiernos iberoamericanos (por ejemplo, el argentino) y de grandes empresas españolas, gana mucho más que como embajador ante el imperio. Pero la afición humana no tiene límites, así que Solchaga contraataca ahora solicitando
Solchaga no cuenta con muchos amigos en el Gobierno, al menos, entre los halcones (el titular de Industria, José Montilla, la de Fomento, Magdalena Álvarez, y el medio halcón, más bien gavilán, responsable de Trabajo, Jesús Caldera). Con más simpatía cuenta en