Los fotógrafos de prensa son gente irreverente. Por eso, cuando en la mañana del martes 28, el vicepresidente económico del Gobierno Zapatero, Pedro Solbes, apareció en el Congreso para la tradicional foto de presentación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE), algunos fotógrafos se volvieron hacia él gritando ¡Aquí, señor Rato!.

Ocho años con Rodrigo Rato en Economía dan para ese tipo de bromas y para alguna más, aunque a Solbes no le gustó mucho la chanza.

Una de las cuestiones más llamativas del actual proyecto de Presupuestos es la ausencia de la Ley de Acompañamiento. Esta ley-ómnibus se había convertido, ya en el Felipismo, en la norma anual más importante de todo el Gobierno económico. Solbes ha preferido prescindir de esta ley extraordinaria, sólo para crear la figura del crédito extraordinario de acompañamiento. En otras palabras, lo que Solbes ha hecho con el proyecto de PGE es la técnica del recién llegado a la Presidencia de una compañía. El primer año, se añaden gastos no contabilizados y se manifiesta que la situación es peor de lo que anunciaba su antecesor. Así, doce meses después, afloran ingresos inesperados que permiten el aplauso hacia el nuevo gestor.

Solbes ha decidido incluir en estos Presupuestos gastos que perfectamente podrían haberse remitido a presupuestos ulteriores, y otros que el anterior Gobierno del Partido Popular no estaba dispuesto a aceptar, como la deuda andaluza.